Dicen que cuando envejeces recuerdas mejor tus primeros años. Una de las muchas trampas antitanques que nos esperan: la venganza de la senilidad. Por cierto, ¿le he contado mi Teoría de la Vida? La vida es como invadir Rusia. Un comienzo relámpago, morriones en formación, plumas danzando como en un gallinero revuelto; un período de suave avance registrado en exaltados despachos a medida que el enemigo retrocede; luego el comienzo de una larga y penosa marcha que mina la moral. Raciones que se hacen cada vez más pequeñas y pequeños copos de nieve que te dan en la cara. El enemigo incendia Moscú y tú te rindes al General Invierno, cuyas uñas son como carámbanos. Una amarga retirada. Cosacos que te persiguen. Y finalmente caes bajo la metralla de un artillero adolescente mientras cruzas algún río polaco que ni siquiera aparece en el mapa de tu general.
Yo no quiero envejecer nunca. Ahórreme eso. ¿Tiene usted poder para ello? No, ni siquiera usted tiene ese poder, lástima.
Julian Barnes
("Hablando del asunto")
Jo tampoc vull envellir! Però igual de dura ho és sempre la vida.
ResponEliminaBé, tenim photoshop i molta vida virtual.
ResponEliminaSeria massa valuós aquest poder per caure en mans perilloses, no et sembla?
ResponEliminaEns toca envellir amb dignitat...que tampoc he sabut mai què cony significa això!!
Aferradetes i salut!!
Envellir, envellim, de grat o per força... però és cert que dóna males vibracions...
ResponEliminaDoncs jo sí que vull envellir (sense pressa, clar) perquè l'alternativa encara m'agrada menys.
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